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miércoles, 11 de mayo de 2016

Poder canijo: cuando el nombre lo dice todo

   Había visto ya en artículos de algunos de esos sospechosos habituales de los que tengo el poco tino de rodearme, tales como Albert Secades o Alberto Royo, referencias más bien críticas a Poder Canijo, que es al  parecer una nueva gymkana de esas que el pedagogismo monta cada vez con más frivolidad y proliferación en torno a la escuela, como si no estuviera lo suficientemente tundida y no afrontara un buen número de serios problemas, los más importantes de los cuales he enumerado en más de una ocasión, como esta de hace seis meses, bastante prolija. Sucedió no obstante que esta vez los Albertos se han decantado por una ironía un tanto elusiva, así que me puse a bucear en internet y he llegado a algunos artículos interesantes. Os mencionaré en primer lugar este de Jordi Martí, colega al que desconocía, pero que comparte mis temores de que este tipo de sainetes estén convirtiendo (o hayan convertido ya) a la escuela en un circo. No pueden ser más elocuentes en este sentido la imagen que incluye en su artículo y estas palabras: "Eso sí, procuremos no caer en la incoherencia de defender un modelo u otro porque nos caiga más o menos bien el personaje ya que, entonces, lo único que estaremos consiguiendo es que, algunos con muy buen sentido, se cachondeen de nosotros." Sensatísima preocupación, Jordi: la dignidad de los profesores. Hay que defenderla, por lo que a nosotros nos toca y por el hecho indiscutible de que, con una enseñanza convertida en circo y unos profesores reducidos a payasos, lo que les demos a nuestros educandos va a ser un producto un tanto patético.
   ¿Qué va a ser exactamente Poder Canijo? ¿Una especie de Master Chef, qué sé yo, un Master Teacher o una bobada de similar envergadura? Pues que tengan cuidado; yo, que no soy precisamente un admirador de Master Chef y contemplo con perplejidad la saturación de programas de cocina en nuestros medios, nunca he visto más de tres minutos de ninguno de ellos, pero sí me he tenido que tragar bastantes anuncios y me llama mucho la atención la grosería y la falta de respeto con que los "conductores" de Master Chef tratan a los concursantes, la facilidad con que los humillan ante millones de espectadores. Cada vez entiendo menos este país, os lo juro: como profesor, bastantes veces he tenido que pararles los pies a alumnos o padres energúmenos que venían a tratarme como un trapo, y, sabiendo como cualquiera sabe que el ascenso de esa zafiedad se está convirtiendo en un problema para la convivencia de nuestro país, la principal cadena televisiva de España la fomenta presentando como modelos a unos señores que se permiten tratar a sus concursantes peor que al trapo de limpiar los pucheros. Y recalco lo de los modelos, porque esos señores son admirados y se han convertido en tales: ¿es así como queremos que sean nuestros ciudadanos? ¿O quizás lo que se quiere fomentar es la increíble sumisión con que los concursantes aceptan el trato vejatorio? A lo mejor es esto, y entonces, preocupa. Pero, volviendo a Poder Canijo, sería demencial que su modelo fuera Master Chef. ¿Lo será? No lo creo: que los cocineros zarandeen a los pinches parece ser que está bien visto, pero de  los profesores, por fortuna, lo que se espera es que tratemos a nuestros alumnos con exquisito respeto, e incluso algunos van más lejos y lo que hacen es zarandear al profesor. Aunque, ¿quién sabe?, si gana audiencias...
   Lo que se dice por ahí es que el modelo va a ser Operación Triunfo. Esto me lo creo más y, si es así, ya no me cabe la menor duda de que la frivolidad de nuestros medios comunicativos toca la estratosfera, porque seleccionar cantantes en un concurso es algo perfectamente lógico, ya que los concursos son espectáculo y los cantantes pertenecen al mundo del espectáculo, pero... ¿habrán creído estos señores que la enseñanza se puede reducir a espectáculo? ¿Estarán de verdad dispuestos a convertirla en un circo, como se teme Jordi Martí? Los veo capaces, y me inquieta, porque la enseñanza es un oficio muy serio, porque implica a toda la sociedad, a cientos de miles de profesores y millones de alumnos y porque no se puede desligar del esfuerzo constante, a largo plazo y a menudo, gris, cosa, me temo, poco compatible con el espectáculo. ¿Qué filigranas y estupideces -de gusto innovador pedagogista, por supuesto- se verán obligados o tentados a hacer los participantes en Poder Canijo para dar espectáculo?  ¿Qué simpáticos numeritos vacíos se sacarán de la manga pretendiendo hacerlos pasar por verdadera enseñanza? ¿Seguro que luego no tendremos en los centros una avalancha de padres y niños mentecatos exigiendo que "enseñemos" como en la televisión? Porque una cosa está clara: la práctica docente (ejem) que se vean compelidos a hacer quienes participen en esta aventura tendrá que ser guay, salerosa y divertidísima, ¿de qué otra manera coneguirán si no contentar al "poder canijo"? Lo que no se va a permitir, naturalmente, es que el "canijo" se aburra. Y es que el nombre de este proyecto da muchas pistas... y muchas ganas de echarse a correr. Termino con una pregunta: ¿de verdad no hay un solo foco de poder -político, informativo, económico- en este país dispuesto a entender que la enseñanza hay que tomársela en serio? Descuiden, que los resultados los veremos tarde o temprano.   

4 comentarios:

  1. Gracias por la mención, guachimán:

    ¿Acaso puede ser de la ironía de otra forma, si no es elusiva? Quizá haya otras formas más comunes de abordar los sinsentidos; en mi blog no trato de dar respuestas, porque me interesa más plantear preguntas.

    La deriva de la TV es harto preocupante. El itinerario marcado, en el que se pasó a utilizar a los niños como si fuera aquello un laboratorio, ya fue denunciado:
    http://www.comunsinsentido.com/2014/05/masterchef.html

    Una intuición sobre los posibles caminos a explorar surgió en Japón y también di aviso:
    http://www.comunsinsentido.com/2015/04/apetitos-saciados.html

    Quizá decirlo de manera más clara pueda ayudar a que más personas vean el peligro, pero yo prefiero buscar una forma diferente de expresarlo. Quiero pensar que más entretenida, aunque pueda ser el que caso de que no lo haya logrado.

    Estoy convencido de que compartimos diagnóstico; yo administro humor como remedio casero.

    Gracias.

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    1. Amigo Alberto: tienes toda la razón y, apropiándome del sentido de la poesía de los hinchas futboleros, voy a verbalizarlo: ironía y elusión la misma cosa son. Administrar el humor como remedio casero es una extraordinaria muestra de sentido del humor, pero, en lo esencial, compartimos diagnóstico: los medios de comunicación se pasan manipulándonos y echándonos mierda encima. Y también compartimos postura: esto preocupa, y más, si se tiene en cuenta que los medios de comunicación son una potente máquina de crear valores: ¿qué valores podrán esperarse de una avalancha de mierda? Gracias a ti.

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  2. En mi caso, la estrategia elusiva se debe más bien a la necesidad de respirar un poco. Y a una cierta pereza a la hora de analizar a fondo esto del Poder Canijo... me ha pasado como con el Libro Blanco Mariano, que iba a ponerme pero no termino de encontrar el momento...

    La entrada, como la de mi tocayo en su blog, estupenda, Pablo. Un abrazo

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  3. Si estuviésemos a todo, Alberto, no tendríamos tiempo ni de respirar, y ya no digamos tú, teniendo en cuenta la vorágine en la que estás metido ahora. Es descorazonador: entre los intereses inconfesables de algunos, la demagogia de los medios y la frivolidad de los políticos, nos están machacando: somos la sala de juegos donde se da pista y aplauso a cualquier ocurrencia fruto de la frustración, la estulticia, la ignorancia o el desparrame del primero que se ponga. Un abrazo.

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