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sábado, 27 de septiembre de 2014

Sobre unas palabras de Esteban González Pons



Se veía venir desde el 21 de noviembre de 2011 y de  entonces a acá hemos ido contemplando día a día cómo se llevaba a cabo. Cuando el PP ganó por mayoría absoluta las elecciones generales, siguiendo el modelo que ya había utilizado en las comunidades autónomas en las que gobernaba, puso en marcha su particular receta de la lucha contra la crisis: por un lado, subida del IVA, recortes en servicios públicos, cerco a los derechos ciudadanos (con especial énfasis en la represión del derecho a manifestación), aplicación de una reforma laboral esclavizadora y al dictado de los sectores más explotadores del empresariado, recortes de sueldos a los funcionarios, ley de costas más permisiva…; por otro, tibieza en la lucha contra la corrupción (en particular, la suya), amnistía fiscal, trato de privilegio a la banca en los rescates bancarios, tarifazos... En pocas palabras: el PP afrontó la crisis mediante la política más antisocial de los casi cuarenta años que llevamos de democracia, una política que ha consistido en descargar los sacrificios sobre la ciudadanía, mantener los privilegios de los poderosos (en esencia, políticos, financieros y grandes empresarios) y no pedir cuentas a los verdaderos responsables de la crisis. La finalidad era claramente superar el mal momento con el menor perjuicio posible para las élites, pero conservando al mismo tiempo inalterada la corrupta estructura política de la que se han beneficiado, en espera de que, a la llegada de tiempos mejores, siguiera siéndoles tan rentable como hasta ahora. Buena parte de sus medidas, además, iban encaminadas no solo a que pagasen los más débiles, sino también a crear para los tiempos venideros un marco en que estuviesen aún más sometidos; el mejor ejemplo de este proyecto es la reforma laboral.
            Este plan era tan antidemocrático y tan perjudicial para los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos que ha representado una sensible regresión en sus derechos, por lo que resulta pertinente recordar que, en los primeros tiempos de esta legislatura a la que le queda algo menos de un año, se habló de un golpe de estado financiero, y tal vez no haya sido muy inteligente de nuestra parte haber enterrado en el olvido esta expresión. De cualquier modo, los movimientos negativos de los que he hablado hasta aquí no eran el plan completo, sino tan solo su primera parte, porque quedaba una segunda, el lado bonito. Como muchos supusimos (1), la estrategia del PP iba a consistir en ahogar a la ciudadanía en los dos primeros años de la legislatura, ir creando la apariencia de que las cosas mejoraban a partir del tercero y pintarnos el Paraíso (al que, naturalmente, nos habría traído Mariano Rajoy) en el cuarto, que va a ser una apoteósica campaña electoral preñada de excelencias. Pues bien: este proceso es lo que se veía venir y, efectivamente, hemos estado viendo: cómo el PP, después de triturarnos, ahora, con el propósito de ganar las elecciones de 2015, se pone la careta de benefactor de la humanidad o tergiversa la realidad para hacernos creer que nos ha traído al mejor de los mundos posibles. Esta perversa estrategia (perversa y embustera) encierra un peligro mortal, ya que, si en los procesos electorales que se avecinan el PP consigue embaucar con ella al electorado y volver a ganar, podemos dar por seguro que su primer paso será abrir las puertas a una nueva pesadilla de corrupción, especulación, destrucción del territorio, fraude, injusticia e impunidad con su consiguiente crisis, que mucho me temo que habrá de ser aún peor que la que aún atravesamos.   
            Que el guión del PP es este puede verse muy claro en unas recientes palabras de Esteban González Pons (2), pronunciadas en un acto de su partido en Valencia el 13 de septiembre. Según esta autorizada voz del PP, que hablaba con una descarada intención electoralista, España está saliendo adelante gracias a las reformas impulsadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, y no solo eso, sino que es uno de los países que están tirando de la Zona Euro. Y eso es porque los españoles han corrido contra el paro, la crisis, la desesperanza, la desilusión y contra quienes les arruinaron. Y ahí están los resultados: hay 300.000 personas más que trabajan que el año pasado. Por ello, el señor González insta a mirar hacia adelante, porque quien mira atrás puede hacerlo con rencor o con nostalgia, y no como los que miran hacia el  futuro, porque todo lo que viene está por estrenar, puede ser mejor. Finalmente, y puesto que estaba en Valencia, el señor Pons saludó a Alberto Fabra llamándole “mi Presidente” y afirmó que el único que puede sacar adelante a la Comunidad Valenciana es el PP.
            ¿Queda claro lo que intento demostrar o no? Por boca del señor González Pons, el PP nos ha dado una muestra de lo que va a ser a partir de ahora su discurso: distorsión interesada de la realidad. Resulta cómico ese embustero triunfalismo que pinta a España como la locomotora de Europa. Resulta patético e hipócrita ese halago de que los españoles corrieron contra quienes les arruinaron: ¿a quiénes se refiere? ¿A la banca en general y a Bankia en particular? ¿A las preferentes? ¿A los corruptos? ¿A los políticos despilfarradores, entre los que brillan por encima de los demás esos dirigentes valencianos de los que tanto espera el señor Pons? La deuda de la Comunidad Valenciana (3) es hoy en día de 34.782 millones de euros, una de las más altas de España, de modo que esos elogios de González Pons no le dejan en muy buen lugar. Y en cuanto al optimismo que demuestra en lo relativo al empleo, hay que señalar que, a 2 de septiembre de 2014, los parados en España eran 4.427.930, mientras que en la misma fecha de 2011, estando todavía en el poder esos socialistas que tan mala herencia le dejaron al PP, eran 4.130.927, y lo dejo aquí, sin meterme en berenjenales acerca de la calidad de los puestos de trabajo que la reforma laboral del PP ha traído.
            No parece, pues, que esas reformas impulsadas por Rajoy hayan conseguido que avanzasemos mucho, por lo que se entiende que el señor González Pons desaconseje que miremos hacia atrás, ya que si lo hacemos, si se nos ocurre recurrir a la memoria, a lo mejor sacamos a la luz los espantos que el PP ha sembrado allá donde ha gobernado, a lo mejor echamos cuentas de lo mucho que nos ha arrancado, y nos da por no votarle en ochenta años; en la misma línea de desviar nuestra mirada de donde no le conviene, está su invitación a que miremos al futuro, porque todo lo que viene está por estrenar y puede ser mejor, faltaría más, pero su razonamiento suena a la falsedad con que los embaucadores de toda laya engañan a la buena gente prometiéndole recompensas en emplazamientos tan dudosos como el futuro, el más allá o la tierra de Jauja.
            Así pues, se va cumpliendo el plan: tras los años de fustazos y de quitarnos cosas, el PP nos viene ahora con su segunda fase, el tiempo de las alentadoras promesas y de los bellos panoramas. Mentira todo, porque ni nos han traído a un bello paisaje, sino que nos han quitado mucho mientras siguen en pie monstruos como la corrupción, el despilfarro, la impunidad o el fraude, ni nos van a llevar a Paraíso ninguno, sino que lo único que pretenden es, una vez más, que estúpidamente los legitimemos con nuestros votos para seguir tiranizándonos. No dejemos que nos engañen: cuatro años de furia pepera han sido suficientes, cuatro más podrían ser letales.
(2) Las palabras de  González Pons (Europa Press):
(3) Deuda valenciana:
http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2014/09/12/deuda-comunitat-valenciana-crece-16/1160835.html





 Acaba de salir el número 5 de la revista El ballet de las palabras. Podéis echarle un vistazo aquí.
   En la página 18, hay un artículo mío que se titula Sobre unas palabras de Esteban González Pons.

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