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lunes, 7 de enero de 2013

Justicia / Banca

   Hola, feliz año nuevo. No cabe duda de que, cuando los delincuentes son abundantes, poderosos y sin el menor escrúpulo, los que tienen la obligación de cazarlos, juzgarlos y, llegado el caso, condenarlos, deben poseer unas virtudes óptimas, de ahí que el guachimán deduzca, dado el colosal choriceo del que ha sido responsable la Banca en los últimos años, que en España urge una reforma y mejora a fondo de la Justicia. Me entenderéis mejor cuando veáis lo que les ocurrió a Rubén y Lourdes.
   Os lo cuento en resumen. En el año 2007 (prestad mucha atención a las fechas), ese joven matrimonio pidió una hipoteca al Banco Popular, entidad bancaria (uno estaría por poner "criminal") que, por su santa voluntad, les coló además un swap, producto financiero de alto riesgo (para Rubén y Lourdes, se entiende) que ellos ni querían, ni habían pedido, ni sabían que estaban contratando. Un buen día de 2008, descubrieron que el banco les había cargado un cobro de 4.000 euros que salía... de ese swap del que ellos ni tenían noción. Naturalmente, empezaron una cadena de reclamaciones que les llevó a los tribunales. En junio de 2012, una juez declaró nulo de pleno derecho el contrato/fraude y obligó al banco a devolver el dinero y pagar otras costas, lo que elevaba la cifra a 7.409'89 euros, pero el banco se limitó a no pagar, por lo que el 2 de enero de 2013, la magistrada ha emitido un auto de embargo de los bienes del Banco Popular por valor de 9.000 euros, para cubrir la deuda y otros gastos que pudieran surgir.
   Podemos congratularnos de ver que, en efecto, Lourdes y Rubén han ganado, pero... han pasado esos cinco o seis años que veis y ni siquiera han recibido su dinero, mientras que el Banco Popular, al que entre lo que gana y lo que parece que roba el dinero no debe de faltarle, ha estado alargando el proceso de una manera a mi juicio tan vil como la que usó para birlarles lo suyo a estas personas. ¿Es de justicia que su conducta se condene con una simple devolución de lo afanado? Sí, afanado, este término es pero que muy apropiado a la conducta de chorizos rastreros de nuestros bancos, ya hemos visto demasiado. ¿Es de justicia que las víctimas de la estafa hayan tenido que esperar cinco años más lo que les quede? El guachimán se reafirma: urge mejorar y reformar la justicia. Y, desde luego, la subida de las tasas no parece el camino.

10 comentarios:

  1. Querido Pablo, la impunidad con que delinquen los prebostes de este país pone los pelos de punta. Esto va a acabar muy mal. La solución a la crisis no puede ser mandar más gente al paro y acabar con la clase media. No puede ser el privilegio y la exención para los ladrones que nos (des)gobiernan o manejan nuestros dineros. A mí, me temo, me va a pillar el toro a no mucho tardar. Rajoy ya ha prometido (y esto sí que lo cumplirá) que hará desaparecer las mancomunidades: casi es seguro que tirará a muchos trabajadores mileuristas a la calle, a mí entre ellos. Pero más gente parada y sin cobrar un duro supone, a su vez, más cierre de empresas, agobiadas por la falta de ventas suficientes, y así sucesivamente en un infernal círculo vicioso. Entretanto, el monstruo autonómico sigue ahí, sin que nada ni nadie ose ponerle bozal.
    Creo que todavía hay gente que cree que pronto tocaremos fondo y que luego rebotaremos para arriba. Pero yo creo que nadie sabe cuál es la hondura de este hoyo. La simple espera no nos sacará de esto. Hará falta, por desgracia, la desesperación de muchos para sanear la política de arriba abajo. A lo que hemos llegado.

    Un abrazo.
    Raus

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  2. Hoy no es un día para estar optimistas, Antonio, y no me gustaría nada que se cumplieran tus temores laborales. Podría enumerarte un buen puñado de manifestaciones de cabreo o de razones para cabrearse que he visto tan solo en el día de hoy. Un ejemplo: métete en "El ballet de las palabras", un blog que tengo aquí enlazado, y mírate un artículo que habla sobre las informaciones que circulan en el extranjero (no aquí) acerca de lo que nuestro Gobierno está haciendo con el dinero de las pensiones, verás qué risa. A estos hijos de puta se les va a ir la mano y no sé lo que va a acabar ocurriendo aquí.

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  3. La Justicia lenta no es Justicia. Es algo que todos saben y nadie aplica como tantas otras cosas que ocurren que se sabe son malas prácticas e incluso delitos, pero se hace la vista gorda o al cabo de 20 años se declaran culpables, se devuelve lo robado, o parte y asunto concluído. _Ganas me dan a mi de hacer lo mismo a ver si tengo suerte, que me temo que no. Saludos

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    1. De eso se aprovechan Pablo, que aún quedamos gente honrada a la que darle por c........ porque no somos capaces de hacer lo que ello hacen. No sé como se llamará eso, pero desde luego a mi me parece "abuso de poder" como mínimo. Un saludo

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  4. Tendrías que empezar por robar, Paco, y no te veo yo a ti en ese papel. Un saludo.

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  5. Qué maravilla, Pablo. El dinero de nuestros abuelos destinado a comprar bonos. Sí, aquí va a pasar algo gordo. Es increíble, pero yo ya sólo me creo lo increíble: es el mismo aire que respiramos.

    Raus

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  6. Si solo te crees lo increíble, estás de enhorabuena, porque aquí lo más notorio es la falta de credibilidad del sistema: el abuso del poder, la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas, la impunidad... El otro día leía una carta en el periódico de una persona que denunciaba que la estaban breando a multas por delitos como repartir octavillas o participar en concentraciones antidesahucios frente a los bancos; mientras, los gobiernos indultan a gente como Alfredo Sáenz, vicepresidente del Santander, y otros condenados por corrupción (http://www.publico.es/espana/444464/el-gobierno-se-niega-a-explicar-por-que-indulto-a-cuatro-corruptos-del-pp).

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  7. Llevamos mucho, pero que mucho tiempo haciendo apología de la sinvergonzonería, la mala educación y la grosería, Pablo, y eso acaba pasando factura. ¿Te acuerdas de un breve (para variar) artículo que escribí para Deseducativos donde denunciaba las suprema imbecilidad moral de unos locutores de radio ("Ponte a Prueba")? (Una oyente contaba sus desgracias y el encargado de sonido ornaba la cosa con sonidos de rechifla y guasa). Pues bien, toda esa basura que cada día vomitan los medios, toda esa desaforada desvergüenza e impudicia presente por doquier es el resultado de confundir libertinaje con libertad. El espíritu LOGSE, con esa tolerancia hacia la indecencia y ese canto al hedonismo y al individualismo (bajo la bandera de respeto a la diversidad), tienen mucho que ver, a mi juicio, en todo lo que está pasando. Mira, ayer mismo, sin ir más lejos, se dijo en el telediario que LA MITAD de nuestros adolescentes justifica el uso de la violencia para alcanzar metas personales. La mitad, Pablo. ¿Cómo es esto posible después de tanto hacer hincapié en las bondades del diálogo, la igualdad entre personas, la solidaridad, la resolución pacífica de conflictos, la famosa educación en valores,etc.? Pues que lo que se ha estado predicando y fomentando es el supuesto derecho a hacer y ser lo que a uno le dé la real gana, sin censuras ni ceños fruncidos, sin respeto a nada o nadie que otrora fuera considerado como autoridad en algo. En una palabra: todo esto es el fruto amargo de la permisividad. Y el resultado es el que vemos: una generación acostumbrada a hacer lo que le da la gana y a conseguir todo al instante y sin esfuerzo. Y si para ello hay que recurrir a la violencia, pues adelante. Nuestros jóvenes han aprendido los "valores" reinantes en sus mayores. En esos adultos que mamamos de la ubérrima teta del sesenta y ocho y no supimos ver que todo aquello llevaba dentro de sí la semilla del individualismo más furibundo que quepa imaginar. Mientras la indecencia (en el más amplio sentido de la palabra) y el canto al gamberrismo sigan presidiendo nuestras vidas, nada de lo que nos venga podrá pillarme por sorpresa. Ahora, levantadas las alfombras, simplemente asistimos al capítulo final de una degradación moral e intelectual que a algunos se nos antoja punto menos que imparable. Se cosecha lo que se siembra.

    Raus

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  8. ¿Por qué a pesar de que se habla de ética y de valores más que nunca éstos no prenden en jóvenes y adultos? Tras emitir la noticia de que la mitad de los adolescentes aprueba la violencia para determinados fines, salió una chica (imagino que una psicóloga) que explicó que los adolescentes están rodeados de estímulos violentos. Y así es: los audiovisuales vierten ingentes cantidades de imágenes violentas sobre los jóvenes. Muchos juegos (Play) son violentos, muchas series televisivas hacen derrochan escenas de violencia gratuita, internet es una ventana que permite ver cualquier atrocidad, etc. Qué duda cabe de que todo esto contribuye notablemente a la aceptación de la violencia. Sin embargo, algo me dice que es una explicación socorrida y superficial. Como ya he dicho, pienso que una explicación más honda es que llevamos muchos años cantando las alabanzas del individualismo más impúdico. No es nuestra naturaleza violenta la que nos conduce al individualismo (aunque también en parte), sino el individualismo a la violencia. Como me creo y me siento el ombligo del mundo, no dudo en recurrir al delito para satisfacer mis necesidades o caprichos.
    Sigue...
    Raus

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  9. Y lo curioso (o no tan curioso) es que tanto la ideología progre como el consumismo han formado matrimonio en esto de hacer apología del individualismo (y, por ende, de la violencia). La progresía, cuando pregona la tolerancia a la diversidad. El sistema consumista, cuando halaga al potencial comprador y lo envanece hasta el narcisismo. Tanto la progresía como el sistema capitalista/consumista han contribuido a desfondar al ciudadano de carácter y de voluntad. El concepto de voluntad cayó en desgracia hace mucho. El control de los impulsos parece cosa de reprimidos, de nostálgicos de aquel pasado en que las personas creían en el pecado y en el arrepentimiento. Por muchas y variadas razones, el concepto (pos)moderno de libertad es contrario al control de los impulsos. Pero claro, la pregunta nos ronda la cabeza: ¿es posible la virtud sin el cultivo del carácter? ¿Es posible la virtud sin tolerar la frustración? La respuesta es clara: no. Incluso en el caso en que una persona reconozca la necesidad de ser generoso y solidario, difícilmente lo llegará a ser si no está acostumbrado en algún grado a la frustración y a aceptarla como algo inherente a la vida. En contra de Sócrates, no creo que nos baste con sólo conocer el bien: necesitamos, igualmente, carácter para obrar de conformidad con sus dictados. Observemos que a menudo las personas más generosas son, paradojas de la vida, los pobres. ¿Por qué? Pues, en general, porque los ricos no están acostumbrados a renunciar a (casi) nada. Un niño de papá, acostumbrado a satisfacer sus caprichos, ¿cómo podría conducirse con suficiente ética en este mundo? Obviamente, hay personas adineradas que, no obstante, educan muy bien a sus hijos. Les dan lo básico y necesario, pero también les hacen trabajar duro y valorar el esfuerzo para que sepan que las cosas no caen de la chimenea. Pero cuando falta esa forja del carácter (se sea rico o pobre), la virtud se convierte en misión imposible.
    Pienso que nuestra actual situación como país (quizá como civilización) tiene mucho que ver con la denostación del carácter y la voluntad. En ausencia de éstos, las prédicas y exhortaciones bienintencionadas del ala progresista de nuestras sociedades rebotan en el muro del individualismo y la autocomplacencia. Poco importará cuántas veces hablemos de ética a nuestros hijos. Todo será en vano. Una creencia muy extendida es que los padres de hoy rara vez hablan con sus hijos. Yo no lo creo. Yo veo todos los día que los padres hablan sin cesar a sus hijos pequeños, que les explican esto y lo otro, lo que es bueno y malo. Pero cuando los niños se hacen mayores, la cosa cambia. Los padres se han cansado de hablar sin obtener los resultados apetecidos. Algunos caen en la cuenta de que la comunicación entre padres e hijos es necesaria, pero no suficiente. No basta (no suele bastar) con que se sepa que es bueno compartir los bienes. También es necesario "entrenarse" en el acto de compartir. Es necesario "entrenarse" en la virtud.
    Pero la progresía denuesta la forja del carácter porque cree que frustrar es atentar contra la libertad personal de cada cual. El sistema capitalista/híperconsumista quieres sujetos incapaces de sustraerse al deseo y el impulso. Así las cosas, el delito y la sinvergonzonería tienen el campo abonado. Malos tiempos para la virtud.

    Raus
    Un abrazo

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