Encuentro muy atinado lo que dice y emocionante la semblanza que hace de la figura de un gran profesor, Ramón Valls Plana. Trae, además, esta definición de lo que debe ser un maestro:
Pues, ¿qué es lo que define a un maestro? Por supuesto, el rigor y la potencia intelectuales, la imaginación creativa, el estímulo para provocar lecturas y pensamientos, la orientación preclara en medio de la dificultad, el sentido del valor de la transmisión cultural y, también, esa extraña cualidad que es la integridad. Valls Plana las tenía todas. Los que tuvimos el privilegio de ser alumnos suyos, sabemos que sólo tiene sentido dedicarse a la enseñanza si se aspira, sin reservas y con pasión, a todo esto, aun sabiendo que son ideales, para muchos de nosotros, inalcanzables. Porque también es cuestión de pasión, como decía el Hegel de la Enciclopedia, que él tradujo: "Sin pasión nada grande se ha llevado a cabo ni puede llevarse".
Es a la vez hermosa y exigente. Bien merece la pena esforzarse cada día y hacer cuanto esté al alcance de uno por parecerse lo más posible a este retrato.
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