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jueves, 6 de mayo de 2010

La SD de Marcial Maciel

Mil ocupaciones me han tenido alejado de mi garita durante más tiempo del que me hubiera gustado, pero hoy he visto en El País una nueva entrega de los horrores que de unos meses a esta parte están siendo descubiertos (mejor dicho, aireados, porque muchos, entre ellos, el Vaticano, ya los conocían) en torno a los Legionarios de Cristo y se me han puesto, una vez más, los pelos de punta. Hace ya tiempo que quiero publicar en el blog un artículo sobre sectas y hoy se me ofrece siquiera una oportunidad de tocar el tema, porque no cabe la menor duda de que la congregación o lo que fuera que gobernase Marcial Maciel fue una secta peligrosa, una de esas que los expertos llaman sectas destructivas y definen con las siglas SD, de ahí el título de este artículo.
¿Por qué lo digo? No por ocurrencia mía, sino por una serie de razones que tienen que ver con el contenido del artículo al que está enlazada esta entrada y con otras informaciones. Las SD se ajustan a un perfil establecido por expertos tales como policías, investigadores o psicólogos que se las han tenido que ver con ellas. Los rasgos más destacados de ese perfil son los siguientes:
1.- Tienen un líder cuyo poder sobre los adeptos es absoluto, y decir poder absoluto significa que gobierna sus cuerpos, sus mentes, sus posesiones, sus relaciones, sus afectos, sus actividades y sus destinos (que nadie vaya a creer que estoy exagerando). Este rasgo lo cumplía a la perfección Maciel, lean si no el enlace que facilito.
2.- En consecuencia, ese líder es también el amo absoluto de la secta. A propósito de Maciel, leí hace poco que alguien que lo conoció y le padeció decía que la Iglesia le había dejado tener y controlar todo lo que él deseaba: el poder, el dinero y los niños.
3.- Para Maciel, el poder el dinero y los niños era decir el poder, el dinero y el sexo, elementos claves en toda secta y, mucho más aún, en toda SD, donde se utilizan como método de control y en beneficio de los que mandan.
4.- El abuso y la manipulación sexual son inherentes a ellas. Basta con ver el historial de monstruoso psicópata sexual de Maciel; y ahora, en el asunto este de las 900 jóvenes abducidas, a nadie se le puede escapar que, por los rasgos que se buscaban en ellas, también se valoraba el elemento sexual.
5.- Se adueñan del dinero y los bienes de sus adeptos e incluso los explotan económicamente; vuelvo a las 900 chicas: "regalos" de 250.000 dólares, entrega de los bienes...
6.- Se adueñan también de sus voluntades, vuelvan al artículo. En fin, todo es un círculo perfecto que empieza en la sumisión al líder (¡esa norma que tenía Maciel de que no se podía criticar a los superiores de la orden!), pasa por la humillación y la despersonalización del adepto y por el saqueo de sus bienes y termina...: en las arcas y en la alcoba del líder, así de crudo.
Lo de Maciel, pues, era una SD. Insisto, hablaré sobre sectas otro día, o más días, porque el asunto da mucho de sí. Quien conozca un poco el tema, sabrá que la gran aspiración de toda secta es la de llegar a ser considerada una religión, de ahí su insistencia en divinizar a sus líderes o en vender un mensaje cargado de bobadas espiritualistas. Algunos expertos e historiadores, de hecho, sostienen que la Iglesia no es más que una secta que consiguió este objetivo hace ya siglos. Y hablando de la Iglesia, no puedo acabar este artículo sin hacer una reflexión sobre ella: ¿cómo es posible que haya estado 50 años tapando este pozo de inmundicia que era la SD de los legionarios de Cristo? Maciel era un ser repugnante y la Iglesia lo sabía, y sin embargo, no sólo le permitió escapar sin castigo, sino que le colmó de honores y facilitó que, durante décadas, él y los más abominables de sus esbirros, los que eran (a la imagen de su guía/líder) unos criminales sin escrúpulos que utilizaban su fachada religiosa para atraer a inocentes con los que satisfacer su ambición y sus apetitos, abusaran brutalmente de víctimas desprevenidas, la mayoría de ellas, niños. ¿Qué santidad, qué credibilidad, qué verdad pueden atribuírsele a una Iglesia que, sabiendo esto, lo ocultó y no lo cortó? Yo hace tiempo que no creo en ella, pero me gustaría saber lo que opinan los cristianos de buena fe que estén presenciando este horror. Lo que pensarán las víctimas, ya no alcanzo a imaginármelo. 

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